miércoles, 4 de junio de 2008

Especies encerradas

Estaba enviando un correo a un amable profesor cuyo libro ha recorrido cientos de kilómetros hasta llegar amablemente a mi hogar. Quizá abrumado por el honor, o por el instinto filosófico excitado, que me he quedado reflexionando después de abrir mi ventana para invitar a salir a una mosca.

Tuve que azuzarla con un boli para que a la tercera acertara a escapar por la ventana. Cerré, y la vi entonces al otro lado del cristal. La miré intentando imaginar si se habría arrepentido con el cambio. Si así hubiera sido, no tenía oportunidad de comunicármelo y tampoco de que accediera a devolverla a mi habitación.

Me pregunto si cuando los humanos reflexionamos sobre los grandes interrogantes de nuestros tiempos no hacemos más que estamparnos contra una ventana cerrada. A lo mejor quien tiene las respuestas no está por la labor ni de entendernos ni de dejarnos acceder a ellas.

3 comentarios:

LadyRugi dijo...

A lo mejor nadie tiene respuestas porque no hemos abierto la mente lo suficiente como para tenerlas. Puede que no dependa de un ente externo.

De todas formas ¿por qué una conjetura tan determinista? Esa época ya pasó.

Un saludo.

(Perdón, me había equivocado escribiendo)

Director de El Rugido dijo...

Por mucho que nuestra mente se abra, puede toparse con un obstáculo impuesto por un superior, ¿no cree? Por ejemplo, por más que yo lo intentara, no podría saber qué hace usted en su habitación.

Ninguna época pasa del todo, ¿no?

Saludos y gracias por participar.

LadyRugi dijo...

Bueno, existe la imaginación. Aunque no podamos obtener una verdad absoluta de ella, sí que podemos hacer aproximaciones. Incluso, a veces la imaginación ha sido el motor de lo que hoy aceptamos como grandes verdades, y el ejemplo son muchas de las revoluciones científicas.

Así que la próxima vez que quiera saber quém hago en mi habitación... Use su imaginación.

Yo creo que las épocas sí que pasan. El que se queda siempre en la misma época no evoluciona y no creo que eso sea bueno.