viernes, 22 de febrero de 2008

Mi bandera

Ayer un amigo me preguntó por mis inquietudes intelectuales... Respondiéndole, encontré mi motivo para seguir rugiendo...

Vivimos en un mundo totalmente manipulado. Los políticos nos estafan periódicamente para lograr que decidamos votarles. Los compañeros nos pueden intentar engañar para sacar más nota que nosotros. La televisión prefiere que veamos su publicidad a que reflexionemos sobre si el propio televisor es una pérdida de tiempo.

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La superviviencia y el bienestar individual se basan en la capacidad para controlar al colectivo, ¿y dónde tiene lugar ese control? ¿Cómo defenderse de las manipulaciones (es decir, cómo ser libre)? ¿Cómo convencer a alguien llegado el caso? Esa batalla tiene lugar en torno al proceso de decisión de cada persona. Cada uno de nosotros toma decisiones a diario. Éstas están apoyadas en motivos, más o menos racionales. Es decir, los argumentos son las piezas sobre las que se levantan nuestras decisiones. Los argumentos constituyen el gobierno de cada individuo. Nuestra existencia y nuestro conocimiento lo es tanto que juega y combina dichas piezas.

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El problema es que los manipuladores cuelan piezas falsas: argumentos mentirosos. Y flotan por la sociedad. Por ejemplo, la idea de que es mejor el que más tiene, o el más guapo. Y hasta hace poco, la idea de que los no católicos eran demonios que debían acabar en la hoguera. Luego hay gente que concluye, a partir de ahí, que es mala, fea, gorda, culpable... Por ello, debemos distinguir qué piezas son falsas trampas y retirarlas de nuestro razonamiento.

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Mi principal inquietud intelectual es marcar los argumentos tramposos y removerlos de mi mente para que mis decisiones estén basadas en un mayor número posible de piezas correctas. Ser más libre. ¿Cómo hago eso?

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Pues intercambiando piezas con los demás. Debatiendo. Argumentando mi tesis y analizando las piezas que sostienen la tesis del contrario. El objetivo no es descubrir que tengo razón, ganar el debate o derrumbar el razonamiento de mi adversario. No. Las cosas no son ni blancas ni negras. Mi contrincante puede estar construyendo una tesis equivocada, pero mi objetivo es analizar sus piezas y COPIARME las correctas que él tenga para quedármelas yo y poder usarlas en otras ocasiones. Por ejemplo: Yo te digo que Dios existe y tú me dices que no. Tú me dices que no existe porque fue hace mucho tiempo y puede ser un engaño. Yo te digo entonces que "imagínate que mañana Dios se aparece en el cielo y todo el mundo le ve, hace un par de milagros y no queda duda de que existe. Vale, entonces sabemos que Dios existe, ¿crees que dentro de 2000 años nuestros descendientes se lo creerán? NO. Nosotros lo pondremos en la más avanzada tecnología de que disponemos(youtube por ejemplo) pero hace 2000 años también lo hicieron (en el papel)". Como resultado, seguramente tú seguirás pensando que Dios no existe, pero ya habrás descubierto que el hecho de que ocurriera hace 2000 años no es motivo suficiente, por lo que habrás descubierto que una de tus piecitas es falsa y la quitarás de tu mente.

Como Director de El Rugido, muy orgulloso de ello y sin preocuparme por las posibles objeciones que los demás pudieran tener, lucharé por seguir promoviendo esta formación. Y no estoy solo en esta batalla bajo esta bandera. Me acompañan redactores, rugidores, aliados, amigos y más gente aún... Gracias a todos ellos. Sigamos adelante.

Este blog ha nacido hoy para contener algunas reflexiones sobre El Rugido. Por lo general, hablaré de reflexiones internas que no tenían su lugar en mi blog personal. Esta papelera está en mi despacho en El Rugido, y no en la habitación de mi casa.

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Alojamiento de algunas imágenes (el otro servidor está caído y hay que recurrir a estas cosas):

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